Desde ISTA, en línea con la petición de los colegios de administradores de fincas, apostamos por que las comunidades de vecinos con calefacción central a gas puedan optar por el mercado regulado, más conocido como TUR, y no estar necesariamente en el mercado libre. Las comunidades de propietarios son, en la actualidad, considerados grandes consumidores, por lo que se les aplican tarifas al mismo nivel que a las industrias y, en consecuencia, de importes muy superiores a las viviendas particulares con calderas individuales.
Aunque la facturación a una industria o una gran empresa es a un único titular, la situación de las comunidades de propietarios es totalmente distinta; igualmente se les factura a un solo titular, pero luego el consumo se repercute individualmente a cada uno de los vecinos. ¿Por qué un propietario de una vivienda particular con caldera individual puede beneficiarse de la tarifa TUR y, en cambio, las comunidades de propietarios, cuyo uso es también residencial y el consumo afecta a cada uno de los vecinos, no pueden acceder a este mercado regulado?
Como han manifestado los administradores de fincas colegiados, es incongruente que una casa unifamiliar, que puede tener una clasificación energética G, pueda disfrutar de una tarifa TUR, más barata pese a ser una vivienda poco eficiente, y una comunidad de vecinos, con una caldera centralizada a gas, menos contaminante que por ejemplo el gasóleo, tenga que pagar más pese a ser más eficiente energéticamente que la casa unifamiliar.
En ISTA sabemos que una de las medidas más eficaces para contener el gasto de calefacción es la instalación de repartidores de costes de calefacción en los pisos con sistemas de calefacción centralizada, tal como ya obliga la ley, pero se necesitan más estímulos por parte del gobierno, porque ya hay incluso comunidades que han optado por no encender la calefacción este invierno y esto supondría una falta de confort en las viviendas y un incremento de la pobreza energética.