La lucha contra la contaminación del aire

Según Naciones Unidas, alrededor de 3,8 millones de muertes prematuras al año son causadas por la contaminación interior. Es más, sorprende que en 97 países, el 85% de los hogares tenga acceso a fuentes de energía más limpias y, aún así, todavía 3.000 millones de personas sigan utilizando combustibles sólidos, por ejemplo el carbón, para calentarse.

En Madrid, sin ir más lejos, todavía quedan en torno a 300 calderas de carbón centralizadas en las comunidades de propietarios, un sistema de calefacción totalmente anacrónico que además de perjudicar la calidad del aire hace empeorar la salud de los residentes.

En este tipo de calderas también es inviable medir y cuantificar ahorros energéticos y económicos. ¿Por qué? En un sistema de calefacción central de carbón el proceso de regulación es manual, siempre necesita de una persona encargada de proporcionar más combustible a la caldera, no pudiéndose controlar la temperatura como sí es posible con la instalación de repartidores de costes de calefacción y válvulas termostáticas en radiadores.

En este sentido, el estudio “Ahorros Derivados de la Contabilización Individual de Calefacción” realizado por la Universidad de Alcalá compara los resultados resultados de colocar repartidores de costes de calefacción con los valores medios de emisiones producidas por un automóvil.

La reducción de emisiones de CO2, CO y NOx producida como consecuencia de la instalación de los repartidores de costes y las válvulas termostáticas sería equivalente, como mínimo, a las producidas, respectivamente, por el consumo de 271 litros de gasolina, o, en el caso de un turismo a gasoil, de 248 litros.